Tremendamente inmensa es Adriana Varela.
Tremendamente humilde, también. Una persona sencilla que cuando sube a un
escenario es un huracán. Su impronta ilumina el mundo entero. Tuve la suerte de conocerla en una nota que me toco
hacerle, junto a Damian Urquiza, para la revista “El Cruce”. Revista que publica la Universidad Nacional de Lomas de
Zamora
Contrario a lo que pensaba, la note
muy cercana al Rock. Aunque en algún punto, luego de descubrirlo, era una cercanía visible. Muy influenciada por Luis Alberto Spinetta, por los Beatles,
por Charly Garcia. Pensé que iba a encontrarme con una persona con la que íbamos a
hablar solo de tango y no fue así. En la nota nos contaba que su ADN musical está
compuesto por el tango, pero también por el rock.
Si
tuvieses que definirte como artista ¿cómo te definirías?
Inconsciente. Lo cual no quiere decir
irresponsable. Inconsciente. Para mí, si tuviera que definirme como artista. En
verdad, yo no me autodefiniría. El tema de autodefinirse me parece un garrón.
Pero si yo tuviera que definirme me definiría como una inconsciente.
Absolutamente. Como en la vida (risas). Inconsciente para mandarme. Después,
bueno, tengo como principio de realidad, tengo hijos, no es que estoy por las
cornisas literalmente como dice Cacho. Literalmente no, Simbólicamente si.
Hoy se plantea la diferencia entre lo popular y lo masivo ¿como sentís esa relación?
Lo
popular es espontáneo, no hay con que darle. Porque sobrevive. Y lo
masivo son dos minutos, dos años o dos décadas. Pero históricamente no es nada.
Lo vanguardista es clásico, lo vanguardista es esencial y termina siendo
clásico. El tema de lo clásico no tiene que ver con la postura de una peluca
del siglo XVI. Lo clásico es lo esencial, para mí. Te hablo de Hendrix
o Zappa. ¡Luis Alberto Spinetta! ¡Nos rompió la cabeza! Yo era chiquita, un día
lo vi por televisión, en blanco y negro, cantando una canción que me acuerdo que
era “hoy todo el día en la ciudad” ¡y me partió la cabeza! En ese momento, yo era adolecente y
lo vi al flaco y dije - wooow. Y despues, el surrealismo.
Mis
hijos tienen a Luis como Dios y yo digo: “que buena onda”. Pero por otro lado
pienso, que cagada que no pase otra cosa. Pero después digo ¿Por qué hay
que protagonizar siempre el momento histórico? Bajemos el nivel de egos, o de
hedonismo, y tomemos de los grandes. Nutrámonos de lo artístico de esos padres.
Mis hijos tienen ese padre. Yo lo tuve como par. Y mis padres,
que me nutrieron en algún momento, son (Homero) Manzi, (Enrique) Cadícamo. Ya
tengo la Info de Luis (Spinetta), de Charly (Garcia), de todo lo que es rock
& roll, de Beatles. Después me di vuelta y dije: ¿de dónde vengo? ¿Como es
eso?
¿Sentís que todo eso te influencio?
Bueno. Yo empecé a abrir mi corazón y mi
cuerpo con los Beatles o los Rolling Stone. Me paso una cosa hormonal que no lo
puedo explicar. Lo hormonal no se puede explicar. Era muy chiquita. Me acuerdo
que la primera vez que escuche a los Beatles fue en una reunión en un salón
donde mis viejos me llevaron. Yo era chiquita, tenía 11 años, y escuche a los
Beatles. Un tema. Ponele, Misery, Anna. Un doble. Y me quede. Me paso algo ese día
que no me lo olvide más. ¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿Cómo es esto? ¿Soy una
mujercita? ¡No! Ahí empezó una revolución que después iba a seguir con otras
revoluciones.
Básicamente
tus influencias son muchísimas…
Son muchas, claro. No te olvides que nosotros
hemos vivido una época riquísima. Muy rica. Y también muy intensa. Y también
muy peligrosa. Pero todo eso… el que no lo atravesaba…
Hay quienes
dicen que después de los 70´ no se creó nada nuevo. ¿Qué opinas de eso?
¿Por qué hay que protagonizar? Cuando una persona se pone sobre una mesa a
decir cómo puedo ser diferente, ya yo dudo de que pueda ser un artista. Tiene
que vibrarlo. Y si es diferente mejor. Y si no es diferente... qué se yo. Yo no
soy una creativa. Yo no soy una mina que se ponga a escribir o que se ponga a
pintar. Pero dudo de la gente que se obliga a ser nueva. Y eso de que no pasó
nada nuevo, yo te digo que los 80´y los 90´, en el mundo, hubo un vacío que lo
globalizado fue, mal globalizado, un parate cultural. Y por otro lado, los que
veníamos con Info fue descubrir músicas de otras aldeas. Pero siempre world
music, no lo masivo. Aprovechamos para escuchar flamenco, sevillanas, fados. Y
otros se subieron a las radios a escuchar a Madonna.
¿Sentís
que hay una revalorización del Tango en el exterior?
Sí! Pero hace rato. Hay estudios filosóficos
interesantísimos sobre el tango. Hay filósofos jóvenes que están hablando todo
el tiempo del tango. Es la propuesta de ver al otro. El encuentro. Todo lo que
es simbólicamente la otra edad, le decía yo. De los cuerpos. Los jóvenes en
España (es un papelón) te van a decir: Adriana, ¿bailas un tango? Y yo les digo
que no. Que no bailo, canto. ¡¿Pero cómo? ¿No sabes bailar un tango?! Y no, no
se bailar un tango. Ni Ahí, ni en Holanda. No sé, yo canto. Pero todos están en el tema. El que no escucha tango baila tango. Obviamente los
pibes que eligen el tango en todo el mundo tienen una cabeza muy particular. En
general, o son muy populares, o son muy leídos. O son muy buscadores. Son muy
copados. Son sectores más bien progres. Curiosos, fundamentalmente curiosos... Y
apasionados.
Pensas que el tango se puede “vestir de barrio”, andar
por Pompeya y, en ocasiones, vestir de etiqueta para quedarle muy bien a
Recoleta.
Y si! Ese es el tema. Ahí va. Cadicamo
siempre lo dice. Por que en esa movida de Paris en esos años estuvieron todos,
Hemingway, En midnight, la película de
woody Allen, donde justamente en el 20 un escritor atraviesa el tiempo medio
mágicamente se encuentra con Sartre, con Hemingway, con Picasso, con un monton
de escritores, y bueno aca estuvo Cadicamo y me lo contaba a mí. Yo estuve con
este, este y este y yo decía wooow. ¿Qué fuerte no? Es como otro Siglo, con
esas mujeres blancas, esas boquillas largas (me sale esa cosa de mina, romántica).
Y el chabón que iba al frente que se tomaba todo y escribía. Esos eran lugares
de mucha mistura. Estaba el aristócrata, estaba Dali y estaba el chabón que
terminaba mal. El tango era esa época. El principio de los 20 te diría.
Entonces esta empapado de todo eso. De toda esa cultura que nosotros no hemos
mamado. No hemos atravesado vivencialmente la tenemos ancestralmente. Entonces,
es universal.